domingo, 14 de octubre de 2007

El tiempo









El Tiempo




El tiempo inexorable, algunas veces queremos que ande rápido algunas otras que sea mas lento, pero es el tiempo, minuto a minuto, segundo a segundo, que va marcando el ritmo de nuestras vidas, nuestros pasos siempre a su propio ritmo, su único ritmo.
Cuantos recuerdos vienen a nuestra mente, los padres, los primeros amigos, el primer beso, el primer amor, el colegio, las locuras de jóvenes, lo bueno, lo malo, todo en un breve instante pasa por nuestra mente.
Aquella oportunidad que desperdiciamos, la otra que aprovechamos, el temor a equivocarnos, la música, las imágenes que nos evocan esos grandes momentos de nuestra vida, así como otros tantos quizás no tan buenos y otros peores, hemos llorado, hemos reído y el tiempo siempre allí empujándonos a un nuevo día, a una nueva sonrisa o a un nuevo llanto.
Cada tropiezo que tenemos, lleva implícita la necesidad de levantarnos sacudirnos el polvo y continuar el camino, que solo Dios y el tiempo sabrán hasta cuando será. De otra manera, tendríamos que vivir lamentándonos por los errores cometidos.
Cada experiencia nos deja un aprendizaje y si no nos levantamos y nos dejamos caer ¿Qué? ¿Que sería de nosotros?
Caeríamos día a día en un abismo cada vez mas profundo y podría sumirnos en un letargo permanente, que en algunos casos puede llegar a ser irreversible.
¡Oh Dios! que difícil es mantenerse erguido en el largo y a la vez tan corto camino por recorrer, tener la sabiduría de distinguir lo que es posible lograr de lo que no es posible, la fuerza y el coraje requerido para continuar ese camino espinoso por la senda correcta, en el camino mil una distracciones ¿Cómo evitarlas?
Solo con esa fuerza interna, ahora escribimos esto sabiendo que todo lo que logremos de ahora en adelante dependerá única y exclusivamente de nosotros, ¿Será que lograremos esas metas tan cercanas y a la vez tan lejanas? Solo Dios y el tiempo dirán.
Muchas veces, sentimos como ese tiempo nos aprisiona con una fuerza tan bárbara, que puede llegar a cortarnos la respiración.
¿Tenemos clara nuestra misión de vida? Hay que buscar incesantemente hasta encontrarla, queremos sentirnos libres, sin el ahogo que nos dan todas esas responsabilidades, pero nada, a fin de cuentas afuera hay una selva de concreto que espera por nosotros, es la única vía segura, cualquier otra sería estéril.

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